Estoy viva y continuo en la
lucha. El martes pasado me vi a través de una niña de 20 años que parecía de 13
y no supe cómo ayudarla; contra mi mejor juicio intenté hablar con ella y tratar
de hacerla entrar en razón. Pero cómo hacerlo si yo aun sigo en la lucha, pensé
en asustarla con los efectos de esta enfermedad, decirle que perdería a los que
más ama, pero no hay palabras que puedan expresar lo que sentí en ese momento.
Cuando tenía 5 años estando sola me subí a un columbio a
pesar de que me causaban terror y no pude bajarme; me quedé 2 horas esperando
encontrar el valor suficiente para saltar hacia el piso, me sentí sola y
asustada. El vivir con anorexia y bulimia es lo mismo solo que aun no puedo
dejarlo del todo, hay mañanas en las que me veo al espejo y me gusta lo que veo;
otras en las que no quiero ni bañarme por no ver mi cuerpo. A mis 22 años trato
de decirme que esto es cuestión de toda mi vida y que lo que debo hacer es
frenarme de hacerme más daño del que ya me hice. Perdí muchas cosas en el
camino y gané otras. Si pudiera regresar el tiempo quisiera decirle a esa niña
del martes; a mí yo con 14 años que es hermosa y valiosa que el mundo no se
reduce a la belleza superficial, que hay distintos caminos que seguir quisiera
decirle que vivir no tiene que doler.
Pd. Hablar de esto aun corta mi alma, este es el gran elefante en la habitación. Cuando sucede dentro de alguna familia, explorarlo requiere mirar dentro de la persona que la sufre pero también mirar dentro de cada uno de los miembros de su entorno y ver sus errores, sanar no solo depende de la uno mismo sino de contar con las personas que la aman. Más allá de ser un problema mental la anorexia y bulimia nerviosa requiere sanar lo que esta roto y no se limita a lo físico.